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Se agranda la brecha salarial que arrastra la gente joven

La distancia entre lo que cobra la población trabajadora de menor edad y la media se duplica desde la Gran Recesión pese a la mejora del salario mínimo

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Marzo 2024 / 122
Joven en INEM
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Kutxabank ha aplicado una subida de salarios del 14% a las casi 300 personas de reciente incorporación a la entidad financiera, todas ellas menores de 27 años, y de hasta el 17% en el caso de quienes tienen un contrato de prácticas. La subida, comunicada internamente en diciembre pasado, corresponde a los años 2023 y 2024, y es superior al aumento medio aprobado para el conjunto de la plantilla, que es, para este año, de 5,25%, y a las subidas medias de precios. La decisión, suscrita por el 87% de la representación sindical (ELA, CC OO, Pixkanaka Kaskari y ALE) va acompañada de un suelo: quien lleve en la entidad dos años, por la propia subida de nivel que implica el paso del tiempo, cobrará, al menos, 31.000 euros brutos al año y tendrá beneficios sociales como una aportación de 3.715 euros a planes de previsión individuales. Antón Arriola, presidente del banco resultante de la fusión de cajas vascas, con cerca de 5.000 profesionales, ha lanzado en más de una ocasión mensajes a favor de mejorar las condiciones salariales de los trabajadores jóvenes. Un portavoz de Kutkabank explica la decisión adoptada por la entidad como una señal "a favor del empleo estable y de calidad".

La población trabajadora más joven no suele desayunarse con alegrías salariales en su empresa, sobre todo desde la Gran Recesión. España es, en general, un país de salarios bajos: pese a que, de media, los salarios anuales brutos se sitúan en 25.896,82 euros, los dos salarios más frecuentes son 18.502 y 16.4870 euros, respectivamente. Pero, también en general, las personas de menos de 29 años —sobre todo, las de menos de 24— han sufrido más la devaluación desde 2008. Por esta razón, el colectivo joven se ha beneficiado especialmente de los sucesivos aumentos del salario mínimo interprofesional (SMI), que, con el pacto del Gobierno de coalición con CC OO y UGT, se ha colocado en 1.134 euros (en 14 pagas, lo que suma 15.876 euros al año). Es el 54% más que los 736 euros de 2018.

Con el efecto arrastre de estas subidas, los incrementos salariales medios se mueven a favor de los jóvenes. En estos cuatro años, las personas trabajadoras de entre 16 y 24 años han visto incrementarse su salario medio bruto el 23,45%, frente a una media del 12,67%, según los últimos datos del INE sobre los deciles de salarios, difundidos en noviembre.

El INE constata que, aun así, los trabajadores más jóvenes se concentran en los salarios más bajos. De media, en 2022 los de más de 55 años percibían 2.381,2 euros al mes; los de menos de 25, 1.315,4.

Distancia de 18.000 euros

En efecto, pese a las tímidas mejoras, lo que las cifras reflejan es un alejamiento entre los salarios de los más jóvenes respecto de la media de la población ocupada. La diferencia correspondiente al colectivo de entre 20 y 24 años respecto a la media ha aumentado de 7.000 euros anuales en 2007 a casi 18.000 en 2021; la de la franja de entre 25 a 29 años ha pasado de 4.000 a casi 7.000.

Tampoco podemos olvidarnos de los mordiscos de la inflación. Las subidas de precios se comen los avances. Veamos. Los salarios de las personas de 20 a 24 años —ya no los reales, sino incluso los nominales— permanecen estancados desde la crisis inmobiliaria y financiera en torno a los 13.200 euros brutos al año. Según la última Encuesta Anual de Estructura Salarial del Instituto Nacional de Estadística (INE), algo mejor le ha ido a los de la franja entre 25 y 29 años, que en 2021 cobraban, de media, el 17% más que en 2008. La mejora contrasta con la subida media en el mismo periodo para el conjunto de la población trabajadora, del 27%. Pero la cosa se desinfla cuando se mete en la ecuación la subida media de los precios: en este periodo, la inflación aumentó el 22,1% (si llegáramos a 2023, lo ha hecho el 33,1%, pero aún no tenemos datos sobre salarios del año pasado).

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Grafico evolución salarios

Así que, en materia salarial, a la juventud cada vez le está costando más equipararse al resto. Un estudio de la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) sobre la generación de entre 16 y 29 años estima que los menores de 29 no logran equipararse hasta los 34, mientras que los nacidos en 1955 lo conseguían a los 27, siete años antes.

Cobrar por debajo del SMI

Y hay algo aún más grave. CC OO alerta de que el 61,1% de las personas que, pese a trabajar a tiempo completo, y que en 2021 sumaban en España un total de 753.691, cobraron menos que el salario mínimo, en su Radiografía socioeconómica del estado de la juventud en España. En este sentido, según la última Encuesta de Condiciones de Vida, la proporción de personas jóvenes en riesgo de pobreza aumentó del 18,1% al 22,3% entre la población de 16 a 29 años entre 2008 y 2022, pese a la tendencia descendente registrada desde 2016. De media, el incremento en este periodo fue solo de seis décimas, hasta el 20,4%.

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Gráfico representación salarios

Una de las cuestiones llamativas es que se ha incrementado la diferencia de lo que cobran las trabajadoras jóvenes respecto de sus homólogos. Aunque esta brecha sea, que lo es, inferior a la de 2007, desde el año 2019 tiende al alza. El último dato disponible, que corresponde a 2021, es de 22,6 puntos en el caso de las personas de 20 a 24 años en detrimento de las mujeres (dos más que el año previo al de la pandemia) y de 15 puntos en el colectivo de 25 a 29 años (también dos puntos más).

Contratos a tiempo parcial

Las dificultades para llegar a final de mes con salarios bajos no son ajenos a la temporalidad, a la inferior antigüedad y al trabajo a tiempo parcial. En esta situación de jornada reducida se encuentra el 12,6% de los trabajadores y trabajadoras en España, pero el porcentaje escala al 22,5% en la franja de los 16 a los 29 años  (e incluso al 33,7% si solo se cuentan los de menos de 24). Según el INE, entre quienes trabajan a jornada completa, solo 2 de cada 10 perciben menos de 1.440,1 euros al mes. En cambio, la proporción es de 9 de cada 10 entre quienes trabajan a tiempo parcial. En la mitad de los casos, la parcialidad es involuntaria.

La temporalidad ha descendido desde la última reforma laboral del Gobierno de coalición, que circunscribe a una serie de circunstancias la posibilidad de contratar por un plazo determinado. Por, digamos, defecto, los contratos son fijos. El porcentaje de temporalidad involuntaria entre los jóvenes de 15 a 24 años, que más que duplica la media europea aún hoy, ha descendido 23 puntos desde 2020.

De 6.797.198 contratos suscritos en 2022 a personas jóvenes en España, 4,22 millones fueron temporales. De los poco más de 2,57 millones de contratos indefinidos,  782.471 fueron a tiempo parcial. Dentro de los indefinidos se computan los contratos fijos discontinuos, que ese año ascendieron a  901.647, según el último informe Jóvenes y mercado de trabajo del ministerio de Yolanda Díaz.

Mengua el empleo juvenil

Además de la bajada de la temporalidad y la subida del SMI, uno de los aspectos que los sindicatos subrayan como positivo es la vuelta a los estudios como refugio, cuando en los años del boom inmobiliario lo fácil era ganar dinero en construcción y turismo. Sea sobre todo por regreso a la senda de la formación, por no encontrar un empleo decente o por desánimo, la cuestión es que desde que estalló la burbuja del ladrillo, la proporción de personas jóvenes que en España trabaja ha menguado de forma llamativa. A partir de 2007, la tasa de empleo, que es la parte de la población de más de 16 años que está ocupada, ha protagonizado una caída muy importante en el colectivo con edades comprendidas entre los 16 y los 29 años. Según el citado informe del Ministerio de Trabajo y Economía Social, entre el tercer trimestre de 2007 y el tercer trimestre de 2023, este indicador reculó del 60,2% al 44,4%.

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Contratos jóvenes

Claro que la población española envejece y que nacen menos niños y niñas. La cuestión demográfica es relevante: desde 2007, la población de entre 16 y 29 años ha encogido en 1,19 millones de personas, cuando el conjunto de la población de más de 16 años ha aumentado en 2,6 millones. Pero el envejecimiento no lo explica todo. El peso de la juventud sobre los mayores de 16 años ha retrocedido 4,4 puntos porcentuales (del 22% al 17,6%). En el mismo periodo, la bajada de la tasa de empleo juvenil es cuatro veces mayor.

El retroceso del empleo se ha producido entre los jóvenes en todos los niveles de estudios, pero sobre todo entre quienes cuentan con un nivel educativo bajo. En las últimas décadas, en España se ha incrementado el nivel educativo de la juventud. Pese a ello, la proporción de jóvenes que no han llegado o no han superado la secundaria (el nivel más bajo) casi duplica el nivel europeo, según el estudio Presente y futuro de la juventud en España, el mentado trabajo de la Fundación BBVA y el IVIE.

En realidad, se constata una importante heterogeneidad formativa entre los jóvenes españoles. La mitad de jóvenes de entre 25 a 29 años posee estudios superiores. El déficit siempre se subraya en los graduados en titulaciones medias, que se sitúan en la mitad de la media europea. Uno de los problemas es el bajo rendimiento escolar y los elevados porcentajes de repetición de curso.

Paro juvenil a la baja

En todo caso, la caída de la tasa de empleo juvenil no significa que el paro juvenil esté aumentando. De hecho, el desempleo entre las personas de entre 16 y 29 años, aunque persiste todavía muy por encima del que había justo antes de la gran crisis, ha ido claramente a la baja desde el inicio de la recuperación en 2014, con el único bache de la pandemia, y se sitúa en el 21,2%. Aun así, se sitúa a gran distancia respecto de la media de paro española (dato del tercer trimestre de 2023).

Sin embargo, el porcentaje de paro mide qué proporción de gente carece de un empleo sobre el total de la población activa, es decir, qué proporción de personas no tienen un empleo sobre el conjunto de la población que bien ya está trabajando, bien está buscando un empleo. Y aquí se ha producido un gran cambio, en una tarta más pequeña de jóvenes considerados "activos" dentro de la población en edad de trabajar. La tasa de actividad, —que siempre sube en verano, por la temporada turística— ha ido disminuyendo desde la Gran Recesión: del 69% al 56,3%, siempre en la misma franja de edad. Hoy, el nivel es el de 2019.

El informe de Trabajo recuerda que las tasas de actividad "suelen ser tradicionalmente bajas, en torno a la mitad de las del conjunto de la población", en alusión a los chicos y chicas de menos de 25 años, "en la medida en que una parte importante de ellos aún se encuentra formándose y todavía no se ha incorporado al mercado de trabajo". Aun así, la distancia con la media de la UE lleva creciendo desde 2007 entre las personas de 15 a 24 años, hasta alcanzar 10 puntos menos.

"Un año más, el mito de que las personas jóvenes no quieren trabajar se des­monta si atendemos a los datos de inactividad. Casi 9 de cada 10 perso­nas que no trabajaban ni buscaban trabajo no lo hacían porque estaban estu­diando", ha subrayado el Consejo de la Juventud de España, plataforma que agrupa a cerca de 60 entidades juveniles de distintos puntos de España. Este organismo enfatiza la disminución de los llamados ninis (ni estudian ni buscan trabajo), que estiman en un 1,9% de la población inactiva y, en cambio, destacan la tasa de jóvenes sisi (trabajan y estudian al mismo tiempo). Este grupo supone el 34% de la población ocupada.

Emanciparse

El 95% de quienes tienen entre 16 y 19 años estudia. La proporción entre los de 20 a 24 años es del 89%. En el caso de la franja de inactivos de 25 a 29 años, que es más delgada, hablamos solo del 54%, según el estudio Radiografía del (des)empleo juvenil en España 2007-2022, del Centro Reina Sofía sobre adolescencia y juventud y la Fundación Fad Juventud.

Con este panorama, irse de casa está difícil. El Consejo de la Juventud estima la tasa de emancipación en el 16,3%, unas décimas por encima de la registrada en 2022. La gran mayoría de jóvenes vive de alquiler. Y la media de los alquileres equivalen, añade, al 93,9% del salario medio de una persona joven.